Cualquier producto donde primen los procesos artesanales y tradicionales está, por necesidad, íntimamente ligado a su lugar de procedencia. Burgos es el lugar de origen de Dolina. Han elegido este nombre para su marca por dos motivos:

En primer lugar, rendir homenaje a su tierra. El yacimiento de la Gran Dolina es uno de los principales del complejo arqueológico de Atapuerca, uno de los referentes mundiales en el ámbito de la evolución humana.

En segundo lugar, el nombre tenía que sintetizar el concepto sobre el que desarrollan sus cervezas. El sabor de la cerveza de verdad, la de toda la vida, se había perdido en los tiempos de la industrialización y la producción en masa. Para la sociedad actual, el mundo de la cerveza artesana es un mundo desconocido y, desde Dolina, quieren ayudar a desenterrar esos sabores y aromas olvidados. Volver a los orígenes de una bebida que ha acompañado a la humanidad desde tiempos remotos y que ha ido evolucionando.

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